Calella es seguramente de entre los pueblecitos de la Costa de Barcelona con sello de Destino de Turismo Familiar (DTF) el más grande y que más oferta de ocio y actividades tiene para las familias con niños. Nosotros pasamos aquí un día y pudimos ver que es un sitio perfecto como destino vacacional.
Nuestra visita a este municipio comenzó en el Parque Dalmau, un parque con vegetación mediterránea ubicado en una colina, con jardines, áreas de juego infantil con columpios y miradores jugando con los desniveles del terreno, rodeado todo por un bosque de pino mediterráneo. El parque ofrece distintas rutas para recorrer en un agradable paseo, se puede ir incluso con carritos de bebé. También se halla presente en el parque la huella de la guerra civil española en su refugio antiaéreo, donde la población civil de Calella se protegía de los bombardeos del ejército franquista. Aquí tenéis una buena lección de historia para los chavales.
Al igual que habíamos hecho el día anterior en Malgrat de Mar, aprovechamos el buen tiempo para comer en un restaurante en el paseo marítimo. El sitio se llama La Gabia y además de comer muy buen pescado Indira se divirtió pintando unos mantelitos que nos habían dejado de Goku y Peppa Pig.
Pasamos media tarde en la playa Gande, descalzos en la orilla construyendo castillos de arena y volando la cometa. El agua todavía estaba muy fría para darnos un chapuzón, pero alguna ola gamberra sí que llegó a mojarnos más de la cuenta. Acabamos un poco rebozados de arena, como croquetas, eso demuestra lo mucho que disfrutamos en la playa. Hasta al pequeño Sam se le veía más radiante y eso que él todavía no entiende de juegos, de arena ni de olas.
La otra media tarde la echamos en Pequelandia, un parque de juegos para niños en un recinto cubierto, donde Indira se lo pasó bomba recorriendo la pista americana y bajando por los toboganes hasta la piscina de bolas.
También tuvimos tiempo para pasear por las callejuelas del pueblecito, tomar algo, ver sus tiendecitas y descubrir esta curiosa máquina expendedora de carne. Mira que hemos visto en Japón máquinas expendedoras de mil y una cosas pero ésta realmente llamó nuestra atención.
Calella se hizo muy popular entre los turistas alemanes en los 80, hoy en día recibe turismo de toda Europa y no es de extrañar, pues ofrece un equilibrio perfecto entre tranquilidad junto al mar y oferta de ocio para pasar unas fantásticas vacaciones con los peques. ¿Os animáis?
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