Hacía años que no volvía a Cantabria y en este atípico verano, que hemos recorrido su parte más occidental, con sus larguísimas playas a merced de las mareas, los pintorescos pueblecitos algunos de película, su exaltante naturaleza y sus miles de encantos, nos ha vuelto a enamorar.
Hemos estado sólo una semana y en ella hemos descubierto que es cierto su eslogan de Cantabria Infinita. Nos han quedado muchas cosas por visitar tanto en esta zona como en la capital, Santander, y en su parte oriental. Así que como siempre que nos enganchamos con un destino, lo volvemos a incluir en la lista de deseos, para volver muy pronto.
Mientras, os contamos lo que más nos ha gustado de Cantabria occidental para visitar con niños.
Playa de Oyambre
Se encuentra dentro del Parque Natural de Oyambre, entre San Vicente de la Barquera y Comillas, con un gran valor paisajístico y amplia variedad de fauna y flora. Comienza junto a la desembocadura de la Ría de la Rabia y se extiende unos 2 km, pasando por un paisajes de dunas y unos verdísimos prados. Es una playa bastante salvaje, alejada de los pueblos y muy bien conservada. Cuenta eso sí con servicio de socorristas y con un restaurante.
La playa es muy popular, aunque es tan amplia que puedes guardar perfectamente las distancias con los demás visitantes, algo tan importante en estos días. La arena es fina y clarita, una maravilla para que los niños jueguen en la orilla.
Nosotros pillamos unos días con bastante oleaje, los niños se lo pasaron muy bien saltando las olas y hasta se olvidaron lo de fresquita que está aquí el agua. Si tenéis tabla de body board no olvidéis llevarla. Es un buen lugar para iniciarse en el surf, aquí hay una escuela así que podéis apuntaros a unas clases.
Al final de la playa hay una zona de rocas con la que nuestros hijos alucinaron. Tienes que cruzar por el mar, la zona de paso con marea baja no cubre más de la rodilla, pero ojo que cuando sube la marea te puedes quedar atrapado o tener que salir a nado. Aquí nos divertimos mucho buscando cangrejos y paseando entre las rocas. Si tenéis escarpines para los niños, que los usen, porque entre las rocas y la arena hay peces escorpiones. Suelen ser huidizos, pero a veces pican y fastidian el momento. La picadura no es peligrosa, pero sí muy molesta, como la de una avispa. Si os pica, podéis aliviar el dolor poniendo agua caliente en la planta del pie.
Playa de Amio, en Pechón
La Península de Pechón es una joya secreta de la naturaleza de Cantabria que todavía no mucha gente conoce. Yo la descubrí gracias al blog de Imanes de Viaje, donde habla ampliamente de la zona y de sus mejores playas. Entre todas ellas me llamó la atención la de Amio y nos decidimos a visitarla.
Desde lo alto (la zona de aparcamiento) tienes unas vistas espectaculares de la playa. En mitad de una pared de gigantescos acantilados sale una lengua de arena que lleva hasta una zona de rocas. Desde la playa miras arriba y te sientes pequeñita ante la pared de roca, con tanta vegetación en ella que parece que te encuentres en Irlanda.
Hay un parking pequeño en lo alto y toda la bajada está asfaltada, por lo que el acceso a la playa es fácil con peques. Es una playa muy virgen y aparte de una ducha, no hay más servicios en ella.
Cueva del Soplao
Una maravilla de la geología. Esta cueva antiguamente fue una mina y por ello la visita comienza subiendo a su tren minero que te lleva a las entrañas de la tierra. Aquí comienza el recorrido guiado a pie, que dura más o menos una hora y es accesible con carrito, aunque si vais con bebés os recomiendo llevarlo en portabebés.
La Cueva del Soplao está llena de galerías y a lo largo de ellas podréis ver preciosas formaciones que el agua, la naturaleza y el tiempo ha creado en ellas: estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas y unas curiosas estructuras denominadas excéntricas, como estrellas de hielo que hubiese congelado la mismísima Elsa de Frozen al pasar por allí.

En algunas de las galerías hay estanques que reflejan el techo de la cueva con sus estalactitas y da una sensación de profundidad tan grande que hasta produce vértigo.
El interior de la cueva es muy frío, el día que la visitamos estaba a 13º. En verano no te esperas tanto cambio de temperatura, os recomiendo un forro polar y pantalón largo. A nosotros nos pilló desprevenidos y nos apañamos con unas toallas.
Monumento Natural de las Secuoyas de Cabezón de la Sal
¿Os imagináis trasladaros por un momento a los bosques de gigantescas secuoyas de los parques de California? Junto al municipio de Cabezón de la Sal hay un pequeño bosque de secuoyas que no mucha gente conoce y merece la pena una visita.
En la época de Franco se necesitaba madera y decidieron plantar estos árboles que crecen alto y muy rápido. Para cuando tenían el tamaño oportuno de ser talados la industria maderera ya no los necesitaba, así que se quedaron allí, sorprendiendo a todos los visitantes que se acercan a conocer el bosque. En 2003 fue declarado Monumento Natural.
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Nosotros fuimos al atardecer y la luz del sol, que ya estaba bastante bajo, se filtraba entre los troncos creando una estampa preciosa.
A la entrada del bosque se muestran las rutas que hay para caminar por él. Son varias, la más larga es de un kilómetro y medio, e incluso hay una muy cortita que se hace por una pasarela de madera, totalmente accesible. Hay un parking pequeño, que en temporada alta se llena pronto.
Cascada del Bolao
En la localidad de Cóbreces, entre Comillas y Suances hay un lugar que no os dejará indiferentes, se trata del Mirador del Bolao. Es un mirador con un banquito sobre un acantilado donde disfrutar de las brutales vistas al mar Cantábrico. Justo detrás están las ruinas de un antiguo molino y siguiendo la silueta de la costa, te encuentras con una preciosa cascada que cae entre las rocas para ir a parar al mar entre salpicones de espuma de las olas.
Puedes bajar entre las rocas para ver la Cascada del Bolao más de cerca y caminar junto a la pared de los acantilados. En primavera, que es cuando la cascada lleva más agua, tiene que ser una maravilla, en verano no llevaba demasiada y aún así nos encantó.
Mucha gente recorre la ruta hasta el mirador desde el pueblo, es un agradable paseo de 4 km por una pista sin asfaltar. En el camino te encuentras con verdes prados y vacas pastando a sus anchas (foto de la cabecera). Nosotros fuimos en coche directos hasta casi el mirador, hay una pequeña zona de aparcamiento un poquito antes de llegar.
Laberinto de Villapresente
¿Os gustan los laberintos? Este os apasionará o lo odiaréis porque os aseguro que es la mar de enrevesado. El Laberinto de Villapresente está ubicado muy cerquita de Santillana del Mar y es un lugar muy divertido para ir en familia o con amigos.
A la entrada hay una foto, podéis intentar memorizar algún camino, pero os aseguro que en el momento que entráis al laberinto y recorréis sus pasadizos comienza el lío. Las paredes son de altísima arizónica, os permite ver un poco lo que hay tras los muros, pero no deja intuir ningún camino certero. A mitad del laberinto hay una zona de descanso más amplia y con banquitos, se agradece un lugar donde sentarse a descansar un rato antes de continuar el recorrido.
Nos indicaron que la gente solía hacerlo en una hora u hora y media. Nosotros eso es lo que tardamos en llegar al centro y agotados tuvimos que solicitar ayuda a su personal para encontrar la salida. Hay dos personas dentro del laberinto por si te agobias, que puedan sacarte por salidas de emergencia o llevarte directamente a la salida.
Una vez terminas puedes acceder a su torre y ver todo el laberinto y a sus perdidos visitantes desde lo alto. Y después si te apetece, ir directos al bar a tomar algo en su amplio jardín.
Altamira
Otra visita con niños que nos quedó pendiente es la del Museo de Altamira y la Neocueva, es la réplica de la Cueva de Altamira tan importante por sus pinturas rupestres. Para su conservación son muy pocas las visitas que se hacen a la cueva original y en su lugar sí puedes acceder a esta detallista réplica.
Si los peques ya han estudiado la prehistoria en el cole, les encantará ver las pinturas de los bisontes sobre la roca y descubrir cómo vivían nuestros antepasados. Y si no lo han estudiado porque todavía son pequeños, podéis decirles que es la cueva de los Croods y les molará también.

Parque Mitológico Mina Pepita
Otro lugar que llamó mi atención al buscar visitas con niños en Cantabria es este curioso parque en el que entre la vegetación aparecen personajes de la mitología cántabra. El parque Mina Pepita se encuentra en la localidad de Solares, era una antigua mina a cielo abierto reconvertida en un mágico parque donde pasear con los peques. Nos faltó tiempo para conocerlo, en nuestra próxima visita a Cantabria no se nos escapa.

Y si todavía os queda tiempo, podéis probar con excursiones al interior de la provincia: subir en el teleférico a los Picos de Europa desde Fuente Dé y visitar después el pintoresco pueblecito de Potes, recorrer el Desfiladero de la Hermida, conocer el nacimiento del Ebro en Fontibre o descubrir todos los ingredientes del dulce más típico de Cantabria en el Museo del Sobao en Selaya.
Aquí os dejo un mapa con todos los lugares mencionados para que podáis ver que están muy cerquita y planeéis vuestro viaje. ¿Quién se apunta?
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