No hay duda de que el Castillo de Edimburgo es la atracción estrella de la ciudad. No importa que vengas con la pareja, con niños o con los abuelos (en mi caso con todos ellos), es una visita que gustará a todas las edades y que no podéis dejar pasar si viajáis a Escocia.
El castillo se alza en lo alto de una gigantesca roca volcánica y se encuentra a la vista desde todo el casco histórico de la ciudad. Un emplazamiento perfecto para defenderse de los enemigos, pues todos sus flancos son acantilados, excepto la entrada principal por la Royal Mile. Además, antiguamente había un lago en su lado norte que también ayudaba en esta labor defensiva. Hoy en día donde estuvo el lago se encuentran los Jardines de Princess Street Gardens.
Más que un castillo se trata de una completa fortaleza con varios edificios militares y centros de interés en su interior. Antes de entrar nos encontramos con una gran explanada donde se realiza el Military Tattoo, un desfile militar acompañado de gaitas, trajes de los clanes escoceses y fuegos artificiales, que se celebra cada verano. Cuando nosotros estuvimos, en junio, estaban en pleno montaje de las gradas.
Una de las cosas que más llama la atención de los peques es la puerta levadiza, con sus grandes barrotes de hierro, tal y como hemos visto cientos de veces en películas de la edad media.
La zona más antigua dentro de la fortaleza es la Capilla de Santa Margarita, construida en el siglo XII como capilla privada para la familia real, no perdáis detalle de sus preciosas vidrieras. Actualmente se usa parar ceremonias y bodas. Nosotros debimos toparnos con una por la elegancia de las gentes del lugar.
El Museo Nacional de Guerra de Escocia, usado inicialmente como almacén de armamento y después como como hospital militar, alberga una buena colección de instrumentales de guerra, uniformes, medallas y armamento. Te hace un buen repaso de los 400 años de historia militar escocesa. Muy cerca se encuentra el Scottish National War Memorial, un monumento que conmemora a los soldados escoceses caídos en las 2 guerras mundiales.
Hay otros edificios militares como la prisión de guerra, la casa del Gobernador, que después fue usada por las enfermeras del hospital del castillo, los nuevos cuarteles o los museos de regimientos Royal Scots y Royal Scots Dragoon Guards .
En el interior del Palacio Real se encuentran La Piedra del Destino, sobre la que se coronaban los reyes escoceses y los Honores de Escocia, la corona, cetro y espada de Estado usados en la coronación de Mary Queen of Scots.
A los peques les encantará el Mons Meg, un enorme cañón medieval de casi 6 toneladas de peso. A su lado hay algunas de las bolas de piedras más grandes que podía disparar de unos 150kg. Y también el cañonazo que cada se dispara las 13:00 horas (menos los domingos) que antaño servía como señal horaria para los barcos, a mí me pilló un pco despistada.
Por si fuera poco el castillo ofrece unas vistas panorámicas de toda la ciudad. Y como la atracción principal escocesa da para una larga visita, también tiene una cafetería-restaurante donde comer, aunque cuando viajas con niños como nosotros, especialmente cuando son muy chiquitines, les puede llegar la hora de comer en cualquier lugar y momento y si no, mirad que oportuno Sam.
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