Todo mochilero que se precie ha dormido alguna vez en un hostel o albergue. En España se popularizaron con el nombre de albergues de juventud, pero realmente puede ir gente de todas las edades, lo confirmé con mis propios ojos cuando en Sídney vi a una pareja de ancianitos alojada en uno de estos albergues. Si ya los habéis probado en vuestros viajes en solitario, en pareja o con amigos, ¿por qué no alojarse también con vuestros peques? Son más baratos que los hoteles, lo que se agradece cuando vas en familia y se propicia la oportunidad de conocer a otros viajeros en sus zonas comunes como salones, cafetería o cocina, algo que también favorece al aprendizaje multicultural de nuestros hijos. ¿Os animáis?

La mayoría de los albergues cuentan con habitaciones familiares y en algunos hasta te ponen cuna. Pueden tener baño dentro de la propia habitación, lo que suele ser más cómodo aunque también suele incrementar un poco el precio. Una cosa que me encanta es que tengan cocina para huéspedes, así te ahorras un dinerito sin tener que comer fuera todos los días y estés donde estés puedes preparar una tortilla de patata home made, siempre que encuentres aceite de oliva en el super más cercano, claro. También es una facilidad para hacer purés para los chiquitines o comidita de mamá, que a veces echan en falta cuando llevamos varios días fuera de casa.
A lo largo de nuestras andanzas nos hemos encontrado con hostels con fantásticas comodidades como estupendas piscinas, jacuzzi, central de reservas de actividades, salas de Internet o incluso espacios de intercambio de material donde otros viajeros habían dejado sus guías, mochilas, botas de montaña o crema solar que ya no iban a usar y lo podías coger libremente si te venía bien. Siempre se espera que tú hagas lo mismo y dejes algo cuando ya no lo vayas a usar, normalmente al final de tu viaje, aunque sea un bote de champú a medias.

Algunos albergues son edificios tan emblemáticos que resulta toda una aventura alojarse en ellos. Seguro que a los peques les encantará dormir en un barco sobre un río, en la cabina de un avión, en un castillo medieval en el que por la noche dicen que se escuchan fantasmas, en un vagón de tren o en una cárcel. ¿no os perece irresistible? En buscadores del albergues como el de Hostelworld podréis encontrar este tipo de alojamientos tan divertidos.
Así que si ya estáis preparando alguna escapada en las vacaciones de Navidad, no dejéis de echarle un ojo a los albergues que hay en vuestro destino, seguro que os deparan una grata sorpresa.
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