Hace unos años, cuando aún no teníamos hijos, pero sí una buena panda de sobrinos, nos embarcamos en un viaje con ellos a Disneyland París. Y aunque el mundo Disney está muy focalizado en el público infantil, debo admitir que nosotros nos divertimos tanto o más que ellos, pues ofrece diversión para todas las edades, no en vano sus dos parques ocupan las primeras posiciones del top 10 de parques temáticos en Europa.
El primer día lo dedicamos al parque Disneyland, aquí nuestros sobris alucinaron con sus personajes favoritos, te los podías encontrar paseando por las calles, en su puesto específico dentro de cada área del parque para hacerse fotos o venían a verte mientras comías en varios restaurantes y cafés. Disfrutaron también con atracciones para los más canijos, había muchas en las que podían subir incluso las más peques de dos añitos como el Vuelo de Peter Pan o El Pasaje encantado de Aladín, en el que las nenas como podéis ver se divirtieron más que sus madres.
A los mayores nos encantaron las atracciones más trepidantes como la Space Mountain: Mission 2 y la montaña rusa de Indiana Jones. Los escenarios son una auténtica maravilla, ya sea el mítico castillo de la Bella durmiente, el barco de Piratas del Caribe o el laberinto de Alicia en el país de las maravillas, donde nos perdimos un buen rato jugando con los niños. Al final del día había una bonita cabalgata en la que todos los seres del mundo Disney salían a bailar para despedir un fantástico día de diversión.
El segundo día lo dedicamos al parque Walt Disney Studios, basado en el cine y la televisión. Tiene muchos espectáculos y sus atracciones quizás son un poco más atrevidas. Nos encantó la montaña rusa de Aerosmith (Rock ’n’ Roller coaster), en la que repetimos unas cuantas veces y la de Nemo (Crush’s Coaster), para la que tuvimos que hacer cola durante 2 horas, pero mereció la pena.
Nos alojamos en el hotel Disneyland, es el más cercano a los parques y esto siempre viene bien por si alguno de los peques se quiere echar una siesta en la habitación. Además, los personajes de Disney aparecían a la hora del desayuno y las cenas para visitarnos y hacerse fotos con los niños. Otro punto a destacar es que como el lugar está muy enfocado al turismo familiar tienen todas las comodidades que necesitas, cunas, buffet con platos para niños, tronas…
Nosotros estuvimos un fin de semana, en principio es suficiente para conocer los dos parques aunque a veces había tanta gente y tantas colas que no pudimos montar en todo. Es muy recomendable el Fast Pass si os podéis permitir dejaros unos eurillos más, pero debéis saber que alguna atracción está fuera de este pase rápido y tendréis que esperar la cola sí o sí, por eso es preferible ir fuera de la época vacacional.
Es un viaje a un mundo de fantasía donde los niños disfrutan muchísimo. Mis sobrinos no paran de preguntar cuándo van a volver y nosotros estamos deseando regresar, esta vez con nuestros hijos.
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Jijiji, ¡qué guay! ¡Nosotros nos vamos la semana que viene! Ahhhhh ¡qué nervios y qué ganas! Prometo una o varias crónicas en el blog porque las peques -que no lo saben y les vamos a dar una sorpresa- son súper princesas y lo van a FLIPAR. 🙂
Hola MMar, les va a encantar! Si les gustan las princesas, en el restaurante de la Cenicienta encontraréis a unas cuantas que van pasando por las mesas para hacerse fotos. La comida no es una maravilla y es caro, pero la verdad es que al final ni comes con la emoción de las princesas a tu lado. Pasado bien y contárnoslo después! Un abrazo!