La primera vez que visité Andorra tendría yo unos 6 años. Nos encontrábamos de viaje por Lérida con mis padres y abuelos y quisimos acercarnos al país vecino a conocer su capital y ya de paso buscar una tele para la cocina, pues a mediados de los 80 Andorra tenía unos precios muy atractivos en cuanto a electrónica y tecnología.
Mucho ha llovido desde entonces, sin embargo Andorra sigue siendo un gran destino de compras, especialmente de grandes marcas. La mayoría de tiendas se encuentran en la capital Andorra la Vella y también en Escaldes- Engordany, con muchísimos establecimientos sobre toda de moda, joyería y perfumería. Además abren todos los días de la semana, así que no te tienes que preocupar de en qué día vives, algo que solemos olvidar de vacaciones.
Todavía se encuentra buena diferencia de precios ya que los productos están exentos de impuestos (ver franquicias aduaneras), tenedlo en cuenta también a la hora de repostar para volver a casa. Y si os gustan los deportes de nieve, en verano podréis encontrar auténticas gangas entre la multitud de tiendas deportivas de todo el territorio.
Pero Andorra no es sólo shopping, hay mucho más, especialmente en agenda de ocio familiar. En verano el Cirque du Soleil ofrece un espectáculo gratuito, al aire libre y único en Europa.
Si queréis enseñarles un poco de la cultura de este país a los peques, hay muchos museos que os resultarán muy divertidos, como el Museo del Perfume o el Museo del Cómic. Otro lugar que no debéis pasar por alto en vuestros planes es una tarde de relax en Caldea, un gigantesco complejo de aguas termales y tratamientos de salud y belleza. Es muy apropiado para familias, los niños se lo pasan muy bien y por la noche caen en la cama redondos. Si vais sin peques quizás prefiráis el centro Inúu, más dedicado a parejas y a terapias personalizadas.
Conocer Andorra también significa degustar su cocina tradicional en una de sus Bordas, se trata de antiguas casas de montaña donde se guardaba el ganado y la cosecha, hoy reconvertidas en restaurantes que muestran el alma culinaria del país.
Una cordillera como los Pirineos no sólo está viva en invierno con los deportes de nieve, en verano las opciones deportivas en la montaña también son muy atractivas. Pueden hacerse caminatas y rutas en bici de todos los niveles, ideales para los que vamos en familia, en sus tres parques naturales protegidos. Algo que atrae a niños y mayores es una variedad del mushing (trineo tirado por perros) llamado Arapahoe en el Family Park de El Canillo.
Repartidos por todo el territorio hay varios circuitos de aventuras en los árboles, como el Airtrek en Naturlandia, en Sant Julià de Lòria. Aquí también se encuentra el popular Tobotronc, el tobogán alpino más largo del mundo con 5,3 Km, el aula de naturaleza y otras atracciones para peques y mayores.
El tercero de los grandes centros de ocio familiar en la montaña es Vallnord Mountain Park, lleno de actividades infantiles, una que nos ha gustado especialmente es el Pekepark con hinchables, toboganes, cuerdas y puentes, además de karts eléctricos y paseos en pony.
Otros deportes de montaña como el el barranquismo, las vías ferratas o la escalada los dejamos para cuando Indira y Sam sean un poquito más grandes.
Si Andorra es una maravilla en invierno por sus estaciones de esquí, en verano con tanta oferta de ocio y buen tiempo, es todavía mejor.
*Todas las fotografías de este post han sido proporcionadas por Turismo de Andorra.
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